El Ollin Kan (http://www.ollinkan.tlalpan.gob.mx/) es el festival de culturas en resistencia y trae gente de todo el mundo. Este año hay cien invitados, entre grupos y artistas. Es organizado por la delegación Tlalpan así que la mayoría de los escenarios son allá. Es una zona más o menos cercana a CU pero de difícil acceso porque no hay metro y el metrobus sólo pasa por Insurgentes. Así que al bajarnos caminamos y además tomamos un micro. Elegí el Conciertódromo porque iba a estar un grupo de danzantes de tijeras pero no pudo llegar porque no tuvieron la visa a tiempo (snif). Fuimos con Cynthia y Alonso que también querían ver a los danzantes de tijeras y hubiera querido que vean algo peruano porque sino Cynthia creo que todo lo peruano es chileno, no sé por qué. Así que ni modo, igual escuchamos a tres grupos holandeses. Misechinka era un grupo grandes, con tres cantantes, cada cual con una voz más linda que la otra (en la foto). Aunque dijeron que eran holandeses cantaban en búlgaro. Misechinka significa luna en ese idioma. Ese fue el mejor grupo de todos, se notaban varias fusiones y tenían instrumentos diversos violín, contrabajo, bateria, guitarra. De ahí vino Tarhana que tenía integrantes de distintas nacionalidades, el cantante era de turquía y tenía una voz acorde a eso. Tocaron varias piesas como románticas y algunas muy movidas con el bongó. Kasba fue el que menos me gustó pero era el más fiestero y hacían todo un show en el escenario. Todos los conciertos son gratis y serán dos semanas de espectáculos diarios. Así que tuvimos que revisar el programa con detenimiento para decidir a cuáles conciertos ir. Esto me recordó además los grandes eventos culturales que ya no se hacen en Lima como la Bienal. Realmente necesitamos alcaldes que inviertan en la cultura y no en el cemento, es maravilloso cómo se conoce a las sociedades por su cultura, por la música en este caso, cuánto te transmite, cuánto te enseña. Y siendo el Perú un país tan rico culturalmente hablando deberíamos saber potenciar este gran legado y así también conectarnos con el resto del mundo.
El sábado hablé con mi papá un ratito en la mañana al skype, ese día fue de limpieza general en casa, de ahí almorcé con Gaby en el sushi, regresamos a casa para ver fotos, para que me dé mis clases de hi5 y facebook y para charlar. Llegó Rubén con su guitarra eléctrica, sí se compró una guitarra eléctrica. Pero no había comido así que lo acompañé a Burger King. Pasamos luego a Sears a comprar el regalo del papá de Rubén que será el próximo domingo. De ahí retomé Sangre de tinta que ya se puso muy interesante. El domingo me levanté temprano pero mi papá ya no se conectó al skype, así que nos alistamos para esperar a Gustavo, el compadre de Rubén, pues yo no conozco a sus hijos. Nos fuimos todos a La marquesa a comer quesadillas, yo pedí de huitlacoche que me gusta mucho, que es el honguito del choclo, sólo se puede comer en época de lluvia (y ya empezó a llover). Estuvimos ahí toda la tarde en los caballos, las motos y los juegos. Al regresar como a eso de las 6:00 estuve armando mi rompecabezas y luego fuimos por una película para ver en la compu. Encontramos la de John Cusack que la tradujeron como Una muerte inesperada pero en inglés es Living without Grace. Es sobre una pareja en la que la esposa se va a la guerra de Irak. Me sorprendió porque pensé que era una película crítica pero al final me pareció todo lo contrario que avalaba la intervención en nombre de valores de justicia, seguridad y nación, así que el mensaje no me gustó y la película es bastante simple. Sigo con mi lectura de Sangre de tinta que cada vez está más intrigante pero también triste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario