domingo, 31 de mayo de 2009

¡Arriba Los de Abajo! ¡Abajo los de arriba!


Esta semana empezó la VIII Semana de la Diversidad Sexual en México, en el Museo de Antropología e Historia. Así que el lunes me levanté muy temprano, avancé varios pendientes del trabajo y de ahí me fui a oír una conferencia sobre transexualidad. Me encontré ahí a Teresa. No tenía intenciones de quedarme a almorzar, de hecho tenía un pescadito rico esperándome en casa, pero no quise dejarla sola, así que almorzamos juntas en el Green Corner, conversamos un rato y de ahí me fui a casa. En la noche tuve que trabajar otro poco porque tenía varios pendientes. El martes estuve todo el día en casa avanzando mi presentación que está programada para el 18 de junio, por lo que el viernes tenía que enviarle a Lucía ya el avance. También Claudia me había pedido el título y la sumilla de la presentación para empezar con la difusión. Pero también tenía cosas de la oficina que terminar, los boletines, coordinaciones con Belissa, proyectos que enviar, en fin. El miércoles como volvía a ir al Museo de Antropología e Historia para las conferencias y había una en la tarde que me interesaba quedé con Elo para almozar. Así que acabé y me fui para su casa. En la conferencia me encontré con mi amigo Roberto que me contó sobre un compañero colombiano, un intelectual muy crítico del gobierno al que arbitrariamente han acusado de ser cabecilla de las FARC. Roberto es amigo de su esposa así que estuvo apoyándola y están organizándose para hacer una protesta por el asunto. Llegué donde Elo y comimos gaspacho, pescadito con tabule y luego un cafecito. Todo estuvo delicioso. Y estuvimos loreando un montón de rato, además de avanzar algunas cosas de su investigación. Me había mandado la introducción de su trabajo para que yo se la comentara así que estuvimos también discutiendo el texto. Volví a la conferencia porque iban a exponer la posición de la teología de la liberación sobre la diversidad sexual y pues el tema era muy simple, para ellos lo que importa es la persona, así a secas y sin título. El jueves trabajé todo el día, había conferencia de la semana de la diversidad sexual pero me vino la inspiración con lo de mi presentación así que no quería dejarla pasar. Trabajé todo el día, en la noche igual fuimos al Ollin Kan porque se presentaban Los de Abajo en Fuentes Brotantes. Fue un lío llegar hasta ahí, había partido en CU, así que el Metrobus estaba llenísimo. Luego nos bajamos en un punto y caminamos un montón, tuvimos que atravesar un bosque y llegamos a la mitad del concierto. Estaban tocando y le habían dado espacio a un grupo de Atenco que estaba protestando por los atropellos cometidos ahí. Se elevaron algunas consignas y acabaron con la de “¡¡Arriba los de abajo, abajo los de arriba!!”. De ahí tocaron otras canciones que yo no había oído pero al parecer fueron muy populares, La fuga, Pobre de ti, la gente se puso muy pilas y bailaba y hacía pogo. Claro que también corría mucha marihuana y hasta terocal (eso sí me preocupó). Para colmo de males nos cayó una súper lluvia pero ahí seguimos todos estoicos. Acabó el concierto, volví a casa y seguí trabajando hasta como la 1:30 de la mañana pero logré acabar mi exposición y el power point. Así que quedé muy feliz. El viernes almorzamos con los amigos de Rubén en El ocho, que no me gustó tanto, me pareció un poco caro y no tan bien servidas las porciones. De ahí tomamos café con Elo en la Rosario Castellanos. Quisimos ir al Sótano por los libros que me encargó mi papá pero nos metimos al Metrobus y nos enredamos con los intercambios y como va muy lento corríamos el riesgo de no llegar antes del cierre a la librería, así que nos bajamos en Félix Cuevas. Quisimos ir al cine pero no había nada bueno o todo era muy tarde, así que nos fuimos a casa a ver pirata Los fantasmas de mis ex que me pareció bastante mala. Yo tuve una mala noche, ando muy ansiosa creo porque no he podido dormir bien últimamente. El sábado nos levantamos temprano porque habíamos quedado con varios amigo ir al Gotcha. Así que nos vimos en la puerta del Colmex, nos fuimos a desayunar quesadillas y de ahí nos fuimos para allá. Yo nunca había ido y pensé que era más divertido pero es muy agresivo, todo es muy militar. Pasé varios juegos sin que me dieran pero casi al final me dieron en la mano y en la pierna y me dolió un horror, hasta me quedó un moretón horrible. Imagino lo difícil y dura que debe ser la guerra si el juego no más me pareció terrible: tener el casco puesto, correr con el “arma”, ser herido, tener que pensar estrategias de ataque a veces sin conocer, sin saber. En fin, igual fue una experiencia nueva, pero creo que será única porque no tengo intención de repetirla. De ahí nos fuimos a comer a un sushi a un restaurante nuevo. La comida de la carta estuvo deliciosa, simplemente deliciosa, pero en cuanto a los rollos el Sushi Roll sigue siendo el mejor. Hicimos las compras de la semana, descansamos un ratito y de ahí fuimos a ver Wolverine con Gaby y Fernando. El domingo al levantarme me dolía todo mi hermoso cuerpo, nos fuimos a Gandhi y al Sótano, de ahí pasamos por el Fonart y llegamos a casa de Gaby a ver El traspatio. Pedimos sushi y comimos palomitas. Pero no fue una buena elección una película sobre las muertas de Juárez para un domingo nublado y lluvioso, me deprimí un montón. Encima no hay agua en casa, otra vez, esperemos que se reestablezca el servicio el lunes. En el link, http://www.youtube.com/watch?v=uZHonnwVztg la canción de Los de Abajo que más me gusta, una versión muy particular de Esto no es una elegía de Silvio Rodríguez. Aunque no es la más representativa de ellos que tocan ská, pero pues es mi favorita.

lunes, 25 de mayo de 2009

La estrategia es no tener estrategia


Esta semana ha sido principalmente de socialización. El lunes retomé varios pendientes de la oficina: boletines, proyectos, cartas. Era cumpleaños de mi primo Alexis y de mi amigo Selenco, así que les mandé sus saludos electrónicos. En la tarde me encontré con Rubí para almorzar en su casa, preparó unas deliciosas calabacitas rellenas, un arrocito con verduras y ensalada. Comimos rico, tomamos café con postre y nos quedamos loreando como hasta las seis más o menos. Regresé a casa, revisé correos y retomé el Toefl que lo había dejado abandonado. El martes iba a empezar mis clases de italiano con Ema, un repaso general para al volver a Lima dar el examen de ubicación y no quedarme tan atrás, pero a Ema le salió un trabajo en San Luis Potosí y andaba terminando de organizar su viaje y su taller, así que eso se tuvo que cancelar. Me quedé en casa trabajando todo el día, en la noche sushi roll, sigo con el libro de Murakami que está muy bien, pero son casi mil páginas así que voy a paso lento. El miércoles fue la conferencia de Cathy sobre la pintura de Jeanne Scoquet, que tiene una serie de pinturas sobre las muertas de Juárez. Estuvo muy interesante la exposición, ahí nos vimos todas las estancias. Al acabar nos fuimos a comer al Monte Kailas que es un restaurante vegetariano muy rico. En la noche había la presentación de un libro sobre aborto, pero yo ya había ido. Sin embargo, nos fuimos con Elo y Ema a tomar un cafecito y se prolongó la conversación hasta la hora misma de la presentación así que me quedé acompañando a Elo. Al acabar pasamos por casa un momento a tomar unas cervezas. El jueves trabajé todo el día, ya pude mandar el proyecto para la revisión final. Además estoy leyendo el libro de Virginia Vargas sobre feminismo y retomando algunas lecturas para mi presentación que ya se acerca. En la noche salimos con Rubén a un restaurante en Coyoacán que descubrí el sábado pasado con Cynthia, se llama “La divina comida” y es una casa muy bonita. Nos fuimos ahí a celebrar tres años de estar juntos. Tomamos vino y comemos pizza. El viernes me despierto con la sorpresa de que no hay luz en casa, así que no puedo avanzar mucho, retomo lecturas no más. A medio día he quedado con Elo, necesita alguien con quien conversar sobre su trabajo de investigación, así que será una reunión de trabajo primero y ya luego comidita rica. Hablamos de su proyecto que está muy bien, de ahí vamos a El Fogoncito a comer nopales y ahí nos agarra el temblor que se sintió muy fuerte, Elo ni se dio cuenta al inicio. Se cuelgan las llamadas luego de eso. La acompaño a La Naval por unos vinos que tiene que llevar a una visita que hará el fin de semana, de ahí tomamos cafecito en el Parque México, regresamos a casa oír música, ver videos y conversar. En la noche voy con Rubén al Cobadonga, un bar en la Roma donde le hacen un reunión a un profesor suyo, nos quedamos como hasta media noche. No me gustó mucho el sitio, es como una cantina antigua, pero muy cara. El sábado nos vamos a casa de los papás de Rubén a lavar ropa. Nos llama José, su tío para ir a comer a su casa, vamos para allá. Llegamos agotados después de dos horas de tráfico y calor. Comemos rico, jugamos dominó y vemos El diablo viste a la moda, que sí me gustó, para pasar el rato. Al día siguiente seguimos lavando ropa, vemo tele (Friends, Two and a half men, Adventures of old Christine, Monos ladrones) y de ahí vamos a almorzar a casa de Margarita. En la noche compras de la semana y retomo mi libro. Una pérdida triste fue la de Benedetti, a quien he leído hace mucho tiempo, especialmente los poemas de amor, en los cuales la estrategia es no tener estrategia. Recuerdo una obra de teatro en La Noche, vino, queso y Benedetti, hace mil años; en fin, se suman muchos recuerdos, con palabras, con poemas. En la imagen Tapiés.

lunes, 18 de mayo de 2009

¡Soy Libertad!

Toda la semana ha llovido, principalmente de noche, por lo que parece que se adelantarán un poco las lluvias. No me gustan las lluvias primero porque provengo de una ciudad donde no llueve y la vida es mucho más simple, porque sino, la lluvia te atrapa en cualquier lugar y tienes que correr a refugiarte en un sitio, o esperar y como que todo se trastoca. Esa inseguridad me da mucha angustia. Por otro lado, tienes que cargar siempre el paraguas y el clima cambia, hace calor (porque es verano aquí) pero con la lluvia puede bajar mucho la temperatura, así que es difícil elegir la ropa que te pones. Por otro lado, si bien por el calor se deberían usar sandalias, las botas resultan más cómodas para ir entre los charcos de agua. De modo que andar en verano con botas es algo muy extraño para mí.
El lunes me levanté sin ánimos, sin ganas de salir de la cama, sin ganas de hacer nada, pero tenía el compromiso con Lucía de dar una clase en el seminario de crítica cultural y género, así que a fuerzas tuve que salir. Pasé la mañana viendo cosas del trabajo y salí con antelación para pasar por el Pueg por el cheque e irme caminando a San Ángel donde vive Lucía. Llegué como 45 minutos antes, por lo que di una vuelta y encontré un internet donde me quedé un rato. Ahora que el Pueg está en remodelación, en la casa de Lucía están también Olga y Claudia trabajando así que no quería interrumpir. El depa de Lucía es muy bonito y apacible, aunque pequeño, pero bien decorado y acogedor, comimos un poco de ensalada y atún. La clase estuvo muy bien, la disfruté mucho, a pesar de que no quería ir. Hablamos de un texto de Bruner sobre el yo narrativo, sobre el sentido de la narración en la vida humana y en la construcción de la identidad. También comentamos un texto de Scott sobre la experiencia. Algunas intervenciones fueron muy precisas y me dieron pie a ampliar el tema hacia las escritoras, como siempre llevando el agua a mi molino. Después del receso para tomar aire, el salón era muy caliente porque casi no habían ventanas, comentamos “El árbol” y “La última niebla” de María Luisa Bombal. Al releerlos para la clase recobré el apasionamiento que siempre me han producido, especialmente “La última niebla”, así que surgieron nuevos elementos de interpretación, incluso inesperados para mí, a lo cual también contribuyó que tenía que explicarlo a la clase. Realmente en la narración uno se va construyendo y recreando cada vez. Acabamos entonces y sentí que, al menos por sus rostros, la mayoría estaba satisfecha con el diálogo y eso me alegró. Regresé a casa a seguir con mis lecturas de La náusea y La casa de la Mema, que ahora ya acabé. Empiezo con Crónica del pájaro que da cuerda al mundo de Haruki Murakami.
El martes ya me pude quedar todo el día trabajando y leyendo. Aunque a causa del calor no he estado durmiendo bien de modo que tenía cansancio acumulado. En la noche sushi 2x1 nuevamente. El miércoles me encontré con Ema en la UNAM, estoy coordinando con ella para retomar mis clases de italiano, hacer un repaso para al regresar a Lima dar el examen de ubicación, espero que no me atrasen mucho de lo que estaba, sólo me falta un nivel. El jueves día de trabajo completo también, afinar boletín, retomar proyectos, acabar lecturas. Me gustaron mucho unos textos de Butler que retomé, me ha ayudado a algunas reflexiones sobre el género que espero escribir pronto. También estoy leyendo en inglés lo cual me cuesta mucho. En la noche vemos Powder Blue que estuvo simpática, triste con final feliz, pero me parece que retoma algunos puntos clichés de la bailarina exótica (¿no hay otras profesiones que puedan ejercer las mujeres?), el exconvicto, en fin, temas ya muy manoseados en el cine. El viernes no tengo ganas de trabajar, pero ahí sigo, el último empujoncito. Vamos por el papel cascarón para enmarcar mi rompecabezas, hacemos compras y en la noche vamos a una fiesta. Un tipo no quiere dejarnos poner música, luego hacemos un trato de cinco y cinco, pero se la pasa apagando el equipo con el contro remoto a distancia, ¡como si nadie se diera cuenta! Nos vamos a las 2 de la mañana. Sábado recuperándonos de la mala noche, almuerzo en el sushi, me encuentro con Cynthia en Coyocán, ya terminaron de arreglar los parques y está muy bonito, han vuelto los vendedores, pero me controlo y no compro nada. El domingo vamos a montar bicis pero no encontramos, pasamos al Museo Tamayo, que una vez buscamos con mi mamá y nunca encontramos. Ahí veo un cuadro de Magritte original, muy bueno (me parece que se titulaba “Isla desierta”, tenía unos arbustos en forma de aves), como todo lo que hace él. Paso por casa de Oli por lo del cheque, almorzamos en El Diez. No encuentro a Elo al celular. Vamos al cine a ver Reencuentros, con Helen Hunt (y dirigida por ella). Me gusta la película, sencilla pero bien llevada. Hablo con Elo al celu, estaba cocinando y no escuchó la llamada, quedamos vernos para que le comente sus avances y su proyecto. Me meto al face a tontear, hago el test de qué personaje de Mafalda eres: ¡soy Libertad!

lunes, 11 de mayo de 2009

Ni un día al año

La semana pasó sin ton ni son, con un calor insoportable que casi no me deja dormir. El lunes llamé a mi tía Marlene que fue su cumpleaños pero andaba en el hospital porque le dio peritonitis, felizmente que está ya bastante recuperada. Sintió un dolor y fue al hospital pero dijeron que no tenía nada y la devolvieron a su casa (los muy bestias) y pues se le reventó el apéndice. Estaba muy preocupada pero oír su voz me hizo sentir más tranquila. El miércoles y jueves me puse al día en varios pendientes del trabajo, hablé con Montse y Mirla al skype. El jueves fui al correo a dejar unas postales y hacer un reclamo por un envío que no llegó. El viernes fui al PUEG por el cheque que me debían por el dictamen del libro que hice el año pasado, pero no me lo dieron, sino un papel para que firme Oli (salió a su nombre porque yo no tengo recibos válidos aquí), así que tengo que regresar el lunes, ¡plop! Hablé con Rodo, pasé a la Rosario Castellanos por unos libros y de ahí fuimos a la fiesta de Giovanni que se puso muy bien gracias a la música del Gallo, regresé a las 4am a casa. Antes pasamos a cenar al Farolito, no había ido y tenían un montón de platillos con nopal, así que apoyan a los productores de nopal y como es además un producto saludable me parece una gran idea. Me dieron ideas para cocinar en la semana. El sábado hacer compras, pasar a las librerías del Sótano y FCE por regalos y encargos. En la tarde fuimos al centro un rato por el regalo de las madres y de ahí al pozole de Don Toño, parece que la gripe o la crisis o algo afectó porque estaba vacío, ni bien llegamos nos dieron mesa. Eso estuvo bien porque usualmente no acabas de comer y ya te están botando, pero pudimos hacer sobremesa tranquilos. Regreso exhausto, sueño de 7pm a 7am. El domingo no podía comunicarme con mi mamá ni vía skype, ni vía celular, ni vía teléfono, pero al final ella se conectó y ya pudimos hablar. Acabé mi rompecabezas (en la foto) y la pasamos con la familia de Rubén. Pero me dio mucha tristeza, a pesar de que la abuela Margarita dijo que no quería cocinar, terminó haciendo la pierna, Martha hizo lazaña (a mí me hizo una especial de champiñones), ella y Eva sirvieron la comida para todos e Hilda lavó el servicio. Los caballeros no movieron ni un dedo, como siempre. ¿Es que ni un solo día al año pueden encargarse de la cocina? No, parece que para algunas personas es demasiado pedir. Claro que a eso contribuyen también las mujeres, por no ponerse más estrictas, pero a mí me reveló mucho. Si usualmente no me gusta el día de la madre por ser un día además de únicamente mercantil, inútil por pretender que un día los roles se troquen o se hagan más equitativos si el resto del año todo sigue exactamente igual, ahora cuando constaté que ni eso se cumple, me sentí peor. Ante esta experiencia me di cuenta que lograr un día ya sería algo que celebrar, si realmente se cumpliera, y que como siempre el discurso por las madres, por su gran dedicación, queda sólo en eso, en discurso, porque cuando se trata de levantar un plato, lavar una taza o servir la comida, nadie se preocupa porque si las madres están muy cansadas o no, el hambre les gana. No sé si por esto o por alguna coincidencia cósmica pero esta semana tengo una flojera enorme de hacer cualquier cosa, una tristeza oceánica y un pesimismo creciente de que nada cambia en este mundo.

martes, 5 de mayo de 2009

Desobedientes



El viernes nos levantamos tempranito y salimos para Acapulco. Paramos a desayunar en un restaurante en el camino, El caminero, muy rico y barato, pero se demoraron una eternidad en servirnos. Seguimos el rumbo, la carretera muy bien, todo en orden. Llegamos como a la 1, dejamos las cosas y nos fuimos a almorzar a un lugar cercano. Fuimos a Lacomer por agua, fruta y otras cosas necesarias. Sólo que nos hospedamos en el salón de fiesta y no en la casa de playa, así que no había una cocina propiamente dicha. En la noche nos quedamos conversando un rato en la piscina, yo dormí muy mal y muy tarde así que me voy a domir temprano. El sábado en la mañana vamos a Pie de la cuesta, de donde estuvimos, Punta Diamante, significó cruzar toda la ciudad. El lugar es bonito, pero el mar muy bravo (en la foto). Es una zona en la que de un lado está el mar y del otro una laguna, ahí estaba muy tranquilito y habían también restaurantes, pero como estacionan los botes y yates no se puede nadar ahí mismo. Pasamos el día ahí. En la tarde regresamos para alistarnos para la boda. La boda fue algo fabuloso. Fue en un lago, a la hora del ocaso. Había una suerte de tarima en el agua donde estuvieron los novios y en otra tarima más allá la filarmónica de Acapulco. El local era amplísimo, con jardínes y árboles muy bonitos. Acabando la misa pasamos al lounge, un espacio cerca de una pileta donde había en medio un pianista y un saxofonista tocando música instrumental. Nos dan margarita de mango, riquísima. Nos sentamos en unos sillones muy elegantes. En una canoa llena de hielo había dentro de conchitas ceviche (mexicano) de pescado y mariscos. Llegan los novios, van al centro de la pileta con los músicos y en ese momento empiezan los fuegos artificiales, maravilloso. Los saludamos y pasamos a la cena. Las mesas tenían arreglos de ramas secas con flores y otras arreglos como de piletas en miniatura con flores, se escuchaba el sonido del agua cayendo y era muy lindo. El menú estuvo delicioso (creo que es lo más rico que he comido en toda mi estancia en México). Para empezar jaiva gratinada en una conchita, luego crema de calabaza (en una calabaza), filete de huachinango en timbal de verduras con champiñones, acompañado de arroz y verduras cocidas. Todo estuvo delicioso y los arreglos de los platos impecables. Al postre no llegué porque era demasiada comida, pero se veía muy bien era un helado y un pastel tipo cheese cake de fresas. También había café americano, frapé y capuchino. De beber, todo lo que puedas querer y de todas las clases de bebidas, yo tomé vino blanco (un californiano muy bueno) para estar a tono con el pescado y ayudar a la digestión. Mientras esto ocurría había música instrumental en vivo. De ahí empezó la fiesta, la orquesta no paró, tocó enlazando una canción con la otra sin parar hasta como las tres de la mañana. La música estuvo muy bien, animaban unos chicos en zancos y te daban regalos cuando la gente como que se cansaba. Al acabar hubo chilaquiles y pozole que se veían buenísimos pero a mí no me entraba nada más en el estómago. Siguió la música aunque ahora de disco no más y también las bebidas y el servicio. Nos regalaron bolsos de paja a las asistentes, así como un abanico de recuerdo. Regresamos rayando las seis de la mañana, cansadísimos (va foto mía very fashion, no hay foto de la boda porque no tenía bolso y no la llevé, tendrán que imaginárselo no más). El domingo nos levantamos tarde, desayunamos en una fonda que a la mayoría no le gustó, de ahí pasamos por Puerto Marqués, una playa muy tranquilita tipo Pucusana, pero tiene muy poca arena y hasta casi el borde del mar está lleno de restaurantes, se veía como San Bartolo un día domingo, así que no nos quedamos ahí. Estuvimos en La condesa donde sí nos bañamos, el mar estaba muy rico, tipo Señoritas, había mucha menos gente, pero el restaurante no tenía muy buena comida. De regreso, estuvimos un rato en la piscina y a dormir, casi no habíamos dormido ese día. El lunes ya era día del regreso, así que en la mañana fuimos a Barra Vieja, ahí salimos en un paseo en lancha por un canal de la laguna de tres palos, la misma que la de la boda, es más de tres veces la bahía de Acapulco. El paseo estuvo bonito, nos pusimos barro en la cara. Volvimos a la piscina, porque ahí el mar es mucho más bravo. Nos alistamos, damos vueltas para comer y salimos tarde, llegamos al DF como a las 11 de la noche. En el DF la cosa está mejor, ha disminuido el número de muertos confirmados, se empiezan a reanudar las actividades. Nos regresamos en el metro a casa y la gente casi no usa el tapabocas ya. Paralelamente circulan muchas versiones que desmeritan la pandemia de influenza. En el viaje empiezo a leer el libro Desobedientes que compré en el encuentro autónomo, sobre el poliamor, estoy en reflexión al respecto. Reinicio de actividades laborales, en Lima la vida sigue su curso, así que no tengo excusa para no trabajar.