martes, 7 de julio de 2009

Buenos Aires viceversa


El vuelo estuvo tranquilo, empiezo a leer El último encuentro de Sándor Márai. Nos dan de comer en el vuelo algo de pasta y ensalada. Voy en medio y al lado tengo un colombiano gordito así que voy un poco apretada. Al llegar está el taxi esperándome, llego al hotel como a las 6pm. El hotel es antiguo, se nota que hay partes descuidadas, es de ese tipo de hoteles que han sido recuperados por los trabajadores, como el Bolívar de Lima pero claro que no tan bonito. Lo primero que hago es ir a comprar un adaptardor de corriente, aquí tienen un enchufe en diagonal. Me dan una nota de que Alejandra estará en el lobby y bajo pero no la ubico, me encuentro con Natasha a quien sí conozco y me entero que la nota es para el día siguiente. Entonces me quedo en el cuarto en la compu porque me da flojera salir solita a comer, pienso que todo está por cerrar también. Sólo llamo a Lohana que no ubico y a Diami con quien sí logro comunicarme. El martes temprano desayuno y me voy a pasear, camino por Corrientes, parando en cada esquina porque hay edificios bellísimos por toda la ciudad. Ubico varias tiendas Havanna a las que volveré por alfajores. Llego a Plaza de Mayo y a Florida, paseo por ahí, cambio dólares y encuentro El Ateneo, no sabía que ahí también había un local, es también un edificio antiguo bonito, me entero que es la sucursal más vieja, que la del teatro no tiene más de ocho años. Compro muchas cosas interesantes, así que no me queda más que regresar al hotel con todo lo comprado. Regreso por Saenz Peña, encuentro una tienda de artesanías llamada Resistencia. Descargo en el hotel y me voy a la Librería de las Mujeres, nuevamente encuentro varias cosas interesantes, no puedo terminar de ver toda la librería y tengo que regresar porque ya es hora de la reunión de trabajo. Regreso para la reunión de trabajo, primera sesión de presentación y donde empezamos a trabajar varios temas interesantes (esperen boletín al respecto). Pensé que en la noche saldríamos a cenar en grupo pero no es así, de modo que con Claudia (que había conocido en el Encuentro Feminista Autónomo en México) y con Nathalia nos vamos a comer empanadas y cervecita. El miércoles en la mañana salimos de paseo a Caminito, yo ya conozco pero voy con todo el grupo, vamos en bus, es mi primera experiencia en bus. Me regreso antes porque he quedado almorzar con Diami. Vamos al restaurantes de las Madres de Plaza de Mayo, comemos muy rico, yo como calzone vegetariano, con un cafecito delicioso. Regreso para la sesión de la tarde, sesión larga y donde ya surgen algunas tensiones. En la noche se tenía planeado ir a la Milonga Gay pero al día siguiente tenemos sesión en la mañana y al final todas desisten. Me quedo avanzando y ordenando ideas en la habitación. Al final la compañera de Brasil que estaría conmigo en la habitación nunca llega de modo que me quedo sola en el cuarto. El jueves en la mañana empezamos a trabajar temprano y la sesión se alarga hasta bastante tarde. Vamos con Claudia a comer al mismo lugar de las Madres de Plaza de Mayo pero llegamos muy tarde así que sólo podemos comer empanadas. De ahí pasamos por la Librería de las mujeres, como siempre el tiempo nos queda corto y debemos irnos para la reunión con el público. Llegamos a la sesión de las primeras, es en La casa del encuentro. La reunión es interesante pero el tema se dispersa. De regreso al hotel nos vamos a comer en grupo a Pipos, pido pescado pero la verdad no me parece bueno el salmón que me dan. Regresamos al hotel a dormir, aunque yo tengo problemas para conciliar el sueño como me ha sucedido los días pasados. El viernes en la mañana hay que dejar la habitación, como todavía Natalia se queda en el hotel un día más me paso a su habitación. Lo primero que hago después de desayunar es buscar un hotel más barato, a Lohana no la he podido ubicar. Vamos con Claudia al banco y a hacer unas llamadas, volvemos a la Librería de las mujeres, muchos libros que dejar en el hotel. De ahí nos vamos hacia la Plaza de Mayo, Florida, ahí comemos, como unos ravioles al pesto que no son verdes, pero están ricos. De ahí vamos al Tortoni por el cafecito. Regresamos al hotel cansadísimas. Nos ponemos a ver internet, Claudia se va con la hija de una amiga que la alojará, Natalia se va con Marlen. Yo espero a Diami que me lleva a Palermo a una cantina antigua muy bonita, ahí comemos picadas de quesito con aceitunas y pan artesanal delicioso, también te ponen maní entero en la mesa. Regreso al hotel en bus, resulta que los buses funcionan las 24 horas, eso me parece maravilloso. El sábado me cuesta mucho levantarme pero lo hago muy temprano, tengo que desayunar, dejar el cuarto, mudarme al otro hotel e irme al Buquebus para ir a Colonia. Me sorprendo porque esperaba un puertito de pescadores y un barco pequeño y es un terminal inmenso y un ferry gigantesco. Los asientos son gigantes y cómodos y me duermo. Llego a Colonia, paseo por toda la ciudad, es linda, rodeada de río por todas partes, aunque históricamente no me parece gran cosa, es muy lindo el paisaje, la arquitectura, los árboles, la tranquilidad. Como en un restaurante que da al río, como el plato típico que se llama Chivito, es como un “sándwich a lo pobre”. Veo el sunset y regreso a Buenos Aires. Acabo de leer El último encuentro, empiezo Sula de Toni Morrison. El domingo me voy a desayunar a un café internet, ya no tengo internet en mi hotel. De ahí salgo hacia el Museo de Arte Latinoamericano (Malba), me pierdo y retomo el rumbo, pero llego al final de cuentas, como siempre parando en cada lugar bonito, parques y edificios. Después de ver el museo me voy hacia Recoleta, voy al cementerio, paseo por la feria, hay miles de cosas bellas, pero ya casi no tengo plata así que no compro mucho. Empieza a llover y levantan los puestos. Me regreso caminando, paso por El Ateneo, el que está en el teatro, ahí me tomo una cerveza, pero ya no compro más libros. Al final no pude ver a Graciela porque Paquito está enfermo. Me siento orgullosa porque logro aprovechar el día, pasarla sola y además haber llegado a donde quería. Voy al metro para ir a conocer la casa de Diami, cenamos juntas y conversamos un poco, pero ya dejo porque tiene que empacar, está por mudarse. Regreso al hotel para terminar de empacar yo también. Para variar no puedo dormir y me desvelo. En la mañana del lunes no hay amanecer, todo está gris y llueve persistentemente. Voy a desayunar al café internet pero casi no tengo hambre y debo regresar a entregar la habitación. Como llueve muy fuerte, me refugio en la tienda de discos y compro varios, luego voy a la tienda de las chompas de cashemira, almuerzo temprano pizza, que aún no había probado en todo mi viaje, voy caminando de regreso porque ya dejó de llover y paso por la librería de las mujeres. Empaco todo y justo llega el taxi por mí. Felizmente que llegué temprano porque me quieren cobrar una penalidad de US$ 100 por un cambio de fecha que yo no he hecho, que según estaba todo arreglado, como tengo los datos hablo con la agencia y con Mulabi pero no se puede resolver inmediatamente y debo pagar sino no puedo embarcar, felizmente que tengo dinero para ello. Llego a Lima, hago una breve cola tanto en migración como por las maletas, llego a casa sana y salva, cansada pero con muchas cosas por hacer. Creo que no podré dormir por ello pero me quedo seca.

1 comentario:

Monica dijo...

la verdad que a mi me encanta esa ciudad! yo en el verano siempre me hospedo con mi familia en un hotel en buenos aires y la pasamos re lindo.