martes, 4 de noviembre de 2008

Muertos y vivos


El jueves estuve en casa todo el día, vino mi amiga Mara a almorzar, comimos pastel de papa y berenjenas al horno. En la mañana iba a ir con Analú a hacer las legalizaciones de los títulos pero no le entregaron el suyo hasta la noche, así que no pudimos adelantar eso. Yo más bien pude armar mi altar de muerto dedicado a Simone de Beauvoir (va foto adjunta). El viernes en la mañana vino Analú a dejarme sus papeles para que yo le hiciera los trámites, tomamos desayuno y de ahí la acompañé a tomar el taxi. Me fui a la UNAM porque había reunión mensual en el PUEG, donde informan de las actividades del mes, hubo tamales por el día de muertos. En la tarde que llegó Rubén almorzamos tinga de cetas, quedó muy rico pero se hicieron poquitas las cetas. Y de ahí fuimos a CU a ver los altares, habían muchos y muy bonitos, inmensos, me gustó sobre todo uno que eran las trajineras de Xochimilco pero con calaveritas. El tema era Octavio Paz y el 68, por lo que se mezclaban las olimpiadas con la matanza de Tlatelolco. Pero sólo estuvimos como una hora y media porque nos moríamos de frío, hacía mucho pero mucho viento. De regreso el metro estaba relleno. Empezamos a ver una película mexicana que se llama Morirse está en ebreo pero Rubén se durmió, a mí me pareció que era una copia de una alemana que yo había visto. El sábado nos fuimos temprano a casa de los papás de Rubén a lavar, desayunamos huevitos a la mexicana. Estuvimos ahí todo el día y felizmente hizo buen sol. En la noche fuimos a Coyoacán, pero en la casa del “Indio” Fernández no hubo nada, así que paseamos por ahí y estuvo bonito, había muchísima gente, muchos disfrazados muy creativamente y otros de terror. Quisimos tomar un café pero estaba todo lleno, así que luego de un rato nos regresamos. El domingo Rubén iba a preparar sushi, salimos después de desayunar sopes para ir a comprar, pero ni bien salimos de casa de los papás de Rubén nos chocaron. El de adelante frenó intempestivamente, el papá de Rubén logró frenar y mantener su distancia pero el de atrás nos pegó y nos empujó hacia el de adelante. Así que con eso ya todo el domingo nos pasamos esperando a los seguros, luego en el médico porque nos hicieron una revisión de rutina, sobre todo a mí y al papá de Rubén. A mí no me duele pero dijeron que debía usar collarín y unas cremitas por el golpe, al papá de Rubén idem. Por el susto nos fuimos a almorzar al 10 y de ahí Rubén y yo pasamos por casa de Gaby porque están sus papás en el DF, hace 35 años que no venían, están cumpliendo 35 años de casados y se van a ir a Cancún. Habían preparado hotdogs (dogos) sonorences pero con la empanzada que nos dimos en el 10 no comimos nada y más bien nos fuimos rápido porque Gaby había hecho caminar a sus papás de Chapultepec hasta el Zócalo, así que los pobres estaban cansados y debían levantarse a las 5 para tomar el avión a Cancún. Así que nos fuimos a acostar temprano, dejando las compras de la semana para el día siguiente y también la instalación de internet. Y es que al final el viernes vinieron a instalarlo, dejaron una nota de que habían pasado, pero como yo no los esperaba no estuve. Finalmente el lunes dejé de ir a mi clase para poder esperar al señor del internet, después de llamadas van y llamadas vienen llegó e instaló la línea telefónica pero dijo que el módem nos lo debían haber dado en la oficina de contratación, ergo, tenemos teléfono pero no internet, bububu. Bueno, al menos ahora es sólo cuestión de pedir el módem e instalarlo nosotros mismos, espero que pueda ser esta misma semana. Así que así están las cosas, vamos avanzando, poquito a poquito.

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