lunes, 12 de enero de 2009

Nobleza del tiempo


Volver a trabajar no estuvo fácil, además de que también tenía varios trámites pendientes: dar el examen médico para renovar mi brevete, sacar el ISBN para mi libro, planear la presentación del mismo, sacar la visa para Guatemala. Pero seguramente hay algún planeta regente en contra porque no pude avanzar mucho al respecto. El martes ubiqué a Maggie y me dijo que encantada podía contar con su voz y su presencia para mi presentación, así que quedé en que la llamaba cuando tuviera más claro el panorama. Lamentablemente Rocío ha estado muy ocupada y un poco mal de salud y no había podido hacer la presentación, pero me pidió que la ayudara con su consultoría para la PUCP sobre el diploma de género, con lo cual estoy muy feliz porque es un tema que me gusta y además creo que puedo ayudar a Rocío y de paso trabajar juntas que es algo que siempre disfruto. El martes fuimos a visitar a mi tía Martha a casa de Tasha, lamentablemente estaba mal del estómago por algo que comió, pero estuvimos conversando mucho rato muy bien. Tenía que tomarme fotos para poder ir a renovar mi brevete así que eso implicó un día más de espera. Al recoger mis fotos carnet aproveché de dejar algunas fotos digitales para imprimir porque no he impreso hace bastante, así pongo al día mis álbunes. El miércoles fui al hospital pero están suspendidos momentáneamente los exámenes médicos, hasta el 15 de enero en principio, así que fui en vano. Dejé mis papeles en la Embajada de Guatemala e igual me exigieron otros requisitos más que tenía que enviar por fax o correo, son muy estrictos. En la noche vi a Cecilia, a quien estoy apoyando con materiales y bibliografía para su tesis, disfruté mucho la conversación y me di cuenta que el diálogo también me permitió aclarar lo que quiero estudiar como doctorado. El jueves fui a recoger mi visa pero resultó que debía volver la otra semana porque sólo tiene vigencia un mes y para que no se venciera mientras estaba en Guatemala debo ir otra vez esta semana (plop). Pero aproveché que iba a San Felipe y pasé por el depa para ver a Boris, Ibis y hablar con Montse por teléfono. Me dio gusto hablar con Montse, pero me dijo “Hola mi niña” y se me quebró la voz, es que la echo mucho de menos. Conversamos un rato no más porque allá ya le cerraban el locutorio pero con la promesa de volver a hablar esta semana y esperando que se pueda colocar micro y cámara para la próxima, ella espera que los reyes con retraso le traigan su cámara digital. De ahí aproveché de pasar por la manicure y la pedicure ahora que puedo, porque luego de ama de casa no me dura nada y no entra en mi presupuesto, ni modo. Me encontré con Rocío que me dio los materiales para la consultoría y me mandó a transcribir un material. Pero ya no pude encontrarme con Mikaela que está también en Lima ahorita aunque haciendo algunas entrevistas, así que se nos cruzó el tiempo. El viernes me puse al día en varias cosas de Runa y en la noche vi a Inés, salimos a Miraflores a buscar una agenda para ella, encontró una bonita, lo malo es que luego nos dimos cuenta que era chilena (recontra plop). Comimos en el Pícolo un sándwich y unas cuzqueñitas. De ahí la acompañé a su casa y ella y Danilo me acompañaron a tomar el taxi. El sábado almorcé con mi papá y en la tarde visité a Hipólito y sus bebés. El domingo estuvimos todo el día con mi tía Martha, llegó tempranito a la casa, desayunamos humitas de queso, de ahí hizo el tour por la casa, vimos fotos. Salimos casi a medio día para el centro, dejamos el auto en el Gran Parque de Lima, de ahí pasamos al Museo Italiano a ver la exposición de esculturas de Dalí y Rodin, pero también habían de Renoir varias. Lo gracioso es que era la exposición del Soumaya, aunque creo que han comprado nuevas cosas porque vi varios relojes blandos que estoy segura no están en el Soumaya. Estuvo muy interesante, vale mucho la pena, sobre todo me gustaron mucho las esculturas de Dalí, no sabía que las hacía. Al salir hasta nos regalaron agua, nos vino a pelo. De ahí fuimos a la Plaza San Martín y paramos en el bar del Hotel Bolivar y tomamos un jugo. Seguimos por Jirón de la Unión, por la Plaza de Armas, por el Paseo Chabuca Granda y llegamos al Artesanal Santo Domingo. Luego almorzamos en el Club Unión pero estaba muy caro, no servían tanto y creo que no vale la pena, sólo lo vale los días de buffette que es viernes o los días de menú que es el resto de la semana. Pasamos al Mauri por el Pisco Sour, es un local bellísimo, pero sólo vendían eso, tomamos el turístico que no recomiendo, poco pisco y mucho dulce, pero tendremos que volver por el verdadero para hacer una comparación con el del Bolívar. De ahí fuimos a Barranco por picarones y todavía las golosas de mi mamá y mi tía Martha quisieron otro postre en Las Mesitas. De ahí dejamos en casa a mi tía Martha y a dormir para empezar la nueva semana.

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