sábado, 26 de julio de 2008

El mercado, el petróleo y las tormentas

El viernes, como es sabido, es sábado chico, pero a pesar de la algarabía de estar por empezar el fin de semana, yo trabajé todo el día, hasta las 3pm y ni acabé lo que tenía que hacer, pero bueno. Fuimos con Rubén a comer al Sushi Rol, nuestro lugar favorito de comida japonesa. De ahí pasamos a Sears (que aquí no es Saga) y compramos una camisa para que Rubén se pusiera en el quinceañero de Fanny. De ahí fuimos por un regalo para Fanny, le compramos un polo manga larga con capucha muy moderno pero que no nos quisieron envolver (¡es el colmo!). Y fuimos a comprarme un celular, primero que nadie nos atendía en los puestos de Telcel, así que nos metimos al Sanborn’s (que es otro de los dominios de Slim, el segundo hombre más rico del mundo y es que México es un conjunto de Sanborn’s, casi en cada esquina hay uno). Ahí un señor nos atendió y explicó cada modelo y encontramos un ganador: un celular Samsumg ¡rojo!, que aunque estaba un poquito carolina, Rubén me lo regaló. Bueno, déjenme decirles que si se sienten mal porque la Telefónica les roba a mano armada con los precios de los celulares, llamadas y demás, la Telefónica es un bebé de pecho comparado con Telcel. Todo te cobran, te dan poquísimas llamadas gratis, te cobran por ver tu saldo, por los mensajes, por todo y caro, pero como es el celular que todos tienen si te compras la competencia (Movistar, que fue mi primera opción) te sale todavía más caro. Así que ni modo. De ahí fuimos a comprar a WallMart (como se dan cuenta este país está lleno de cadenas de servicios) y al salir había empezado una lluvia de aquellas. Volvimos a Plaza Universidad a ver Kunfú Panda pero no la daban en la noche y yo no quería ver Hell Boy 2, así que tomamos fuerza para regresar a la hora punta en el Metro. Felizmente había pasado la lluvia, pero el metro estaba recontra lleno y como andábamos con muchos paquetes, la solución fue que yo me fui en el vagón de las mujeres y Rubén en el de los hombres. En las horas punta se diferencian algunos vagones para evitar que a las chicas les metan mano so pretexto de que el micro va lleno (lleno va a Magdalena, porque vivo por Magdalena pero muero por Susana, como dice la canción de los Noséquién). Fuimos hasta Centro médico, hicimos cambio a la línea marrón y llegamos a Tacubaya. De ahí caminamos a casa un poco cansados. Ordené finalmente mi maleta y encargos y ya nos pusimos a configurar mi teléfono. Les cuento que a ustedes les cuesta sólo 1 sol llamar a mi celular en México, pero a mí me cuesta como US$2.5 llamarlos a ustedes, ergo: ¡llámenme! Bueno, ya les paso el número vía mail (por si acaso). Una cosa muy importante que tengo que comunicarles sobre México, ¡están a punto de vender el petróleo! ¡Noooooooooo! Les he dicho que no y que no, pero parece que a la gente no le importa mucho, yo creí que éramos nosotros los únicos tontos pero parece que la sociedad es así. En fin, habrá una consulta ciudadana este domingo, aunque dicen que es un saludo a la bandera porque no es de alcance nacional ni nada, pero igual ojalá que se resuelva que no se vende, pero es raro porque las consultas ciudadanas no son obligatorias por tanto no sé si mucha gente vote y finalmente ya sabemos quiénes toman las decisiones en este mundo. Si quieren saber del tema, ahí está el enlace: http://www.consultaenergetica.df.gob.mx/ Prometo fotos del quinceañero y de la exposición de Remedios Varo.

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