Esta semana ha sido principalmente de socialización. El lunes retomé varios pendientes de la oficina: boletines, proyectos, cartas. Era cumpleaños de mi primo Alexis y de mi amigo Selenco, así que les mandé sus saludos electrónicos. En la tarde me encontré con Rubí para almorzar en su casa, preparó unas deliciosas calabacitas rellenas, un arrocito con verduras y ensalada. Comimos rico, tomamos café con postre y nos quedamos loreando como hasta las seis más o menos. Regresé a casa, revisé correos y retomé el Toefl que lo había dejado abandonado. El martes iba a empezar mis clases de italiano con Ema, un repaso general para al volver a Lima dar el examen de ubicación y no quedarme tan atrás, pero a Ema le salió un trabajo en San Luis Potosí y andaba terminando de organizar su viaje y su taller, así que eso se tuvo que cancelar. Me quedé en casa trabajando todo el día, en la noche sushi roll, sigo con el libro de Murakami que está muy bien, pero son casi mil páginas así que voy a paso lento. El miércoles fue la conferencia de Cathy sobre la pintura de Jeanne Scoquet, que tiene una serie de pinturas sobre las muertas de Juárez. Estuvo muy interesante la exposición, ahí nos vimos todas las estancias. Al acabar nos fuimos a comer al Monte Kailas que es un restaurante vegetariano muy rico. En la noche había la presentación de un libro sobre aborto, pero yo ya había ido. Sin embargo, nos fuimos con Elo y Ema a tomar un cafecito y se prolongó la conversación hasta la hora misma de la presentación así que me quedé acompañando a Elo. Al acabar pasamos por casa un momento a tomar unas cervezas. El jueves trabajé todo el día, ya pude mandar el proyecto para la revisión final. Además estoy leyendo el libro de Virginia Vargas sobre feminismo y retomando algunas lecturas para mi presentación que ya se acerca. En la noche salimos con Rubén a un restaurante en Coyoacán que descubrí el sábado pasado con Cynthia, se llama “La divina comida” y es una casa muy bonita. Nos fuimos ahí a celebrar tres años de estar juntos. Tomamos vino y comemos pizza. El viernes me despierto con la sorpresa de que no hay luz en casa, así que no puedo avanzar mucho, retomo lecturas no más. A medio día he quedado con Elo, necesita alguien con quien conversar sobre su trabajo de investigación, así que será una reunión de trabajo primero y ya luego comidita rica. Hablamos de su proyecto que está muy bien, de ahí vamos a El Fogoncito a comer nopales y ahí nos agarra el temblor que se sintió muy fuerte, Elo ni se dio cuenta al inicio. Se cuelgan las llamadas luego de eso. La acompaño a La Naval por unos vinos que tiene que llevar a una visita que hará el fin de semana, de ahí tomamos cafecito en el Parque México, regresamos a casa oír música, ver videos y conversar. En la noche voy con Rubén al Cobadonga, un bar en la Roma donde le hacen un reunión a un profesor suyo, nos quedamos como hasta media noche. No me gustó mucho el sitio, es como una cantina antigua, pero muy cara. El sábado nos vamos a casa de los papás de Rubén a lavar ropa. Nos llama José, su tío para ir a comer a su casa, vamos para allá. Llegamos agotados después de dos horas de tráfico y calor. Comemos rico, jugamos dominó y vemos El diablo viste a la moda, que sí me gustó, para pasar el rato. Al día siguiente seguimos lavando ropa, vemo tele (Friends, Two and a half men, Adventures of old Christine, Monos ladrones) y de ahí vamos a almorzar a casa de Margarita. En la noche compras de la semana y retomo mi libro. Una pérdida triste fue la de Benedetti, a quien he leído hace mucho tiempo, especialmente los poemas de amor, en los cuales la estrategia es no tener estrategia. Recuerdo una obra de teatro en La Noche, vino, queso y Benedetti, hace mil años; en fin, se suman muchos recuerdos, con palabras, con poemas. En la imagen Tapiés.
lunes, 25 de mayo de 2009
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