El vuelo de regreso fue largo, además de que ahora revisan las maletas unas tres veces y uno debe esperar como cuarenta y cinco minutos para recoger el equipaje. Felizmente me salió luz verde y pasé sin tener que esperar una revisión más. El clima aquí aunque supuestamente es invierno está bastante cálido, sin frío extremo y soleado, al punto de que a medio día te mueres de calor. El miércoles visité a Oli y en la noche iba a ver a Gaby pero se tuvo que quedar en su trabajo hasta muy tarde. El jueves pasó Kazt a recoger los encargos de mi tía Martha y a dejarme de su parte algunas cosas. Luego llamé a Montse por el skype y hablamos como dos horas, la puse al día de mis últimos días en Lima y ella de su vida. Disfruté mucho mucho hablarle y conversar largo y tendido, me sentí más tranquila después de eso. El resto del día estuve trabajando bien y retomé mi investigación con mucho ánimo. En la noche comimos en el sushi y antes de entrar al cine me sentí mal y se me bajó la presión, como que me desmayaba, así que vinieron los paramédicos y me midieron el pulso, el corazón y la glucosa. Recomendó que me hiciera un análisis de sangre por si estoy con anemia. Desde mi punto de vista ha sido producto de tantos días de estrés emocional, de los cambios, la mala alimentación de los viajes, encuentros y desencuentros, la tensión; pero sí me tomaré más en serio a mí misma. Como me dieron Coca Cola para subirme la presión, me quitaron el sueño, así que empecé a leer lo que creí que era un libro de cuentos pero es una novela, Rito de iniciación, la última de Rosario Castellanos que acaba de salir. Resultó que ella había dicho que quemó el manuscrito pero hace poco lo encontraron y lo publicaron. La primera parte me pareció excelente, una prosa fluida como un río, maravillosa, pero ya luego tiene partes un poco repetitivas, en fin, no adelantaré juicio hasta acabar. El viernes tuve reunión en el PUEG con las nuevas estancias y antes pasé para conversar con Lucía. En la foto están Lucía, Elo, Helena, Claudia, Gerardo, Hedalith y Ema, en el restaurante preferido del equipo del Pueg, el Papalotl. Hemos quedado con Ema ir a los encuentros feministas, dado que es su tema de investigación. De ahí pasé al Diez donde estaba Rubén celebrando el cumpleaños de Gustavo que era el mismo 14 de febrero. De ahí pasamos al Tizoncito y en la noche a un bar, T-Gallery a encontrarnos con Cynthia, Alonso y amigos de ellos. El lugar era bonito, hubo música cubana en vivo para bailar, pero por muy poco tiempo. Luego Gustavo desapareció y anduvimos buscándolo, hasta había dejado su laptop en la custodia del local, ¡plop! El sábado tempranito desayunamos e hicimos las compras de la semana. Regresé a hablar con mi papá y con mi mamá al skype. Mi abuelita ha estado delicada, le han tenido que colocar un bypass pero felizmente ya está bien e incluso le han dado de alta. Mi mamá también está bien, en Quito, aprovechando su estancia en hotel cinco estrellas, al parece cuando ella salió de Lima mi abuelito estaba otra vez con infección urinaria, pero felizmente ya está recuperado. Estuvimos en el Zócalo, viendo discos en Mixup, andaba buscando uno de Mercedes con la canción de “Quien dijo que todo está perdido… yo vengo ofrecer mi corazón” y lo encontré, pero al oírlo en casa la cantaba Fito Páez, piña. De ahí quise uno de Edith Piaf pero no he hallado aún. El zócalo estaba lleno de gente pero varias calles estaban cerradas sólo para paso peatonal, así que se podía caminar por todo Madero muy a gusto. Fui al correo a mandar una postal de Guatemala para Fega y también compré algunas cosas en Anforama. Al regreso nos quedamos secos y en la noche fuimos a la fiesta de Gaby. Estuvo bien, había muchísima gente, amigos del francés, gente del trabajo, gente del norte, en fin, la casa estaba “lotada” como diría Flávia. El domingo desayunamos en Sanborn’s para seguir apoyando a Slim y hubo que hacer limpieza general de la casa. Paty me llamó desde Holanda, para avisarme que recién estaba por volver a Barcelona y de ahí me escribiría, porque hace mucho que no nos comunicamos y no ha respondido mis mails tampoco. Ha estado unos días con Alek conociendo a su familia (guau) y lo malo es que ya no irá a Lima porque tiene que entregar la tesis a fines de mayo y le falta un montón. Me dio mucho gusto hablarle y sentir su apoyo desde allá. En la tarde pasamos con los papás de Rubén a Tepito a comprar una aspiradora y otras cositas y terminamos comiendo en el pozole de Don Toño (está entre las veinte cosas que no puedes dejar de hacer en el DF, aunque mi pozole me supo un poco salado esta vez). En la noche probé la aspiradora dado que la alfombra no se limpiaba hace varios meses, ups. Caí rendida muy temprano y con un poco de malestar en la garganta así que estoy tomando mi tocosh para no ceder al resfrío.
lunes, 16 de febrero de 2009
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