El martes tuve mi seminario de Frontera y ciudadanía con Marisa, era la última clase, como no había podido entrar a internet en la mañana hubo conexión (la pirata) y me metí un rato y resultó que habían mandado un nuevo texto que ya no alcancé a leer completo y justo pensé que seguro ese será el más importante para la clase y así fue, eso me desanimó un poco. En fin, igual estuvo interesante y me ha dado muchos ánimos para mi trabajo final, Marisa es muy entusiasta y uno sale de sus clases con mucho ánimo, también es muy exigente. En la tarde estuve trabajando en casa y en la noche fuimos al cine a ver una película de un ciclo de cine budista que estaban pasando en la cineteca, se llamaba Cup, trataba de un monsterio budista en India en la época de un campeonato mundial de fútbol y la problemática de mantener a los monjes concentrados en lo espiritual mientras ocurrían los acontecimientos deportivos, estuvo muy buena. Lo malo fue que en la nochecita empecé a sentir un dolor en el hombro izquierdo, digamos más claramente en el homóplato. Rubén se encontró antes de llegar con su hermano que le llevó el módem pero no pudimos conectarnos. El miércoles estuve en casa trabajando en la mañana y terminando de preparar mi clase sobre Perú y la violencia política para el ITAM. Seguía sin internet porque llamé y dijeron que el servicio lo colocaban en un plazo de 72 horas, así que sólo quedaba esperar, que hasta que las luces del módem no se estabilicen no tenía servicio. Pero bueno, tenía bastante material que había recopilado antes para mi clase así que me fui tranquila, creo que la clase transcurrió muy bien, fue la que más me gustó. Al regreso me fui directo a la cineteca y vimos otra película del cine budista que se llamaba Himalaya, también estuvo muy buena, sobre una población que vive ahí y la disputa por el liderazgo entre los jóvenes y los viejos. Pero para entonces mi hombro me dolía todavía más, a pesar de las compresas de agua tibia y la cremita que me habían mandado el domingo. Lo bueno fue que en la noche al llegar ya se habían estabilizado las luces y teníamos internet. El jueves empecé la traducción del boletín (odio hacer la traducción) y vino mi amiga Rubí a almorzar, preparé pimientos rellenos. Estuvimos aquí conversando muy bien y para cuando se fue ya me dolía más el hombro, al llegar Rubén pensamos ir al cine, pero antes pasamos por Plaza Universidad a ver una tienda de juguetes porque queremos poner poster de pinturas pero de esos que los hacen rompecabezas y uno debe primero armarlos. La tienda ya no existe, pero además yo me empecé a sentir peor y me dolía mucho y tuvimos que regresarnos. El dolor era demasiado fuerte, así que decidí tomar la pastilla que me habían recetado en caso me doliera, al tomarla me sentí mucho mejor, hablé con mi mamá y me dijo que era una contractura muscular y que si me seguía doliendo que me ponga una inyección porque el dolor era insoportable y sí, no podía ni respirar del dolor, casi me muero. Pero felizmente con las pastillas ya se controló, igual hice cita con el acupunturista pero no me podían recibir hasta el martes así que mientras así ando a punta de pastilla, pero ya estoy mucho mejor. Hoy viernes en la mañana fui al Colmex a una conferencia sobre el cuerpo que dictó David Le Breton, estuvo muy bien, me gustó mucho y de ahí siguieron otras presentaciones, una sobre un caso de anorexia masculina que presentó Karin Tinat, la actual directora de la maestría de género del PIEM, estuvo excelente. Regresé a casa a almorzar y de ahí salimos al cine a ver Lake Tahoe, del mismo director de Temporada de patos, la peli me gustó mucho. Y pues siguen todavía varias películas más de la muestra anual que hace la cineteca aunque esta era un estreno más bien. Va foto del día de muertos en Oaxaca.
viernes, 7 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Wow! eres todo el tratado de la comedia de aristóteles; por un lado me pintas la sonrisa con lo de los budistas reflexivos y el mundial de fútbol al costado y, por otro, me preocupas con lo de tu hombro, más exactamente, tu omoplato. sin embargo, me dejas la sensación de que mexico ya es tuya y eso me alegra, al final, somos nosotros quienes sometemos a las ciudades
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